El fotógrafo Praveen Siddannavar, de Bangalore, capturó la dramática escena en la que los gaurs se unieron para proteger a su grupo de una amenaza acechante.

El enfrentamiento se desarrolló cerca de un charco de agua, donde los gaures se mantuvieron firmes mientras el tigre se acercaba.
Alertado por la presencia del depredador, un gaur avisó a los demás, y rápidamente se prepararon para defenderse.

El Sr. Siddannavar contó que vio por primera vez al enorme tigre descansando a la sombra de unos arbustos de bambú secos durante un viaje al final de la tarde.
Como el tigre ignoró los llamados de alarma de los ciervos moteados y sambar que se encontraban cerca, se dirigió hacia una alcantarilla para refrescarse en un charco.
Al mismo tiempo, una manada de gaures también se dirigía al agua para saciar su sed, lo que prepara el escenario para un posible conflicto.

Cuando uno de los gaurs percibió el olor del tigre, la manada se puso alerta e inquieta. En lugar de retirarse, los gaurs decidieron tomar la ofensiva.
Al atacar al tigre con resoplidos agresivos, los gaures obligaron al depredador a reconsiderar su enfoque.
Reconociendo el formidable desafío planteado por los gaures unidos, el tigre se retiró rápidamente, optando por el escape en lugar de la confrontación.

El Sr. Siddannavar expresó su asombro al ver al tigre retroceder, algo poco común considerando su condición de depredador máximo, generalmente dominante en la cadena alimentaria del ecosistema forestal.
Señaló que, si bien los gaures normalmente no temen a otros animales, su unidad, fuerza y valentía quedaron en plena exhibición durante este encuentro.
El incidente puso de relieve el poder de la unidad y la eficacia de la defensa colectiva de los gaures, demostrando que incluso un depredador tan formidable como un tigre puede ser ahuyentado cuando se enfrenta a un grupo decidido y unido.

